La alergia al maní es una alergia alimentaria común que puede desencadenar una reacción potencialmente mortal conocida como anafilaxia. Comprender los síntomas es crucial para un diagnóstico y tratamiento oportunos.
Los síntomas de la alergia al maní generalmente aparecen minutos después de la exposición y varían de leves a graves. Los síntomas comunes incluyen reacciones cutáneas como urticaria, enrojecimiento e hinchazón. La picazón u hormigueo en y alrededor de la boca y la garganta también son indicadores frecuentes.
También pueden ocurrir problemas digestivos como diarrea, calambres estomacales, náuseas y vómitos. Los síntomas más graves incluyen opresión en la garganta y dificultad para respirar, a menudo acompañados de sibilancias o falta de aire. Una nariz que moquea también puede ser un síntoma.
La anafilaxia es la reacción alérgica más grave y requiere atención médica inmediata. Los síntomas de la anafilaxia incluyen vías respiratorias constreñidas, hinchazón de los labios, la lengua y la garganta que obstruye la respiración, una caída brusca de la presión arterial (shock), pulso rápido, mareos, aturdimiento e incluso pérdida del conocimiento.
Si alguno de estos síntomas ocurre después de consumir maní o productos que lo contienen, busque atención médica de emergencia de inmediato. Los autoinyectores de epinefrina (por ejemplo, EpiPen, Auvi-Q) a menudo se recetan a personas con alergias conocidas al maní para administrar en caso de exposición accidental.
Si bien el consumo directo de maní es la causa más obvia de una reacción alérgica, la contaminación cruzada también puede ser una preocupación importante. Esto ocurre cuando el maní entra en contacto con otros alimentos durante el procesamiento o la manipulación. Incluso pequeñas cantidades de proteína de maní pueden desencadenar una reacción en personas sensibles. La inhalación de polvo o aerosoles de maní, como la harina de maní, también puede causar reacciones alérgicas.
Ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de desarrollar alergia al maní. Estos incluyen antecedentes familiares de alergias, particularmente alergias alimentarias, tener otras alergias como fiebre del heno o eccema (dermatitis atópica) y ser un niño pequeño. Si bien muchos niños superan las alergias al maní, es crucial permanecer alerta ya que las alergias pueden reaparecer.
Se ha demostrado que la introducción temprana del maní a los bebés, especialmente aquellos con alto riesgo, reduce significativamente el riesgo de desarrollar una alergia al maní. Sin embargo, esto solo debe hacerse bajo la guía de un profesional de la salud. Ellos pueden aconsejar sobre el enfoque más seguro basado en los factores de riesgo individuales. Consulte con un médico si sospecha una alergia al maní o ha experimentado algún síntoma después de consumir maní.
